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martes, 19 de mayo de 2015

ROMERIA 2015





Como ya sabemos se acerca ese día en el que nuestra localidad sale de Romería, el próximo día 31 de Mayo se festeja La Romería en Honor de Santa Bárbara.



A continuación y con motivo de dicha celebración os dejo un articulo  que en su día escribió Pepe Hinojo y que tiene relación con este Gran día.  



ACORDARSE DE SANTA BÁRBARA CUANDO TRUENA”

Ocurrió en una de las primeras romerías de Santa Bárbara, allá los años cuarenta y cinco o cuarenta y seis, cuando yo era un niño. Recuerdo con toda ilusión; como a falta de otro medio de locomoción, aquel año mi padre alquiló un borriquito de los que acarreaban la cal del “Calerín de Cuenca”, para ir aquel mes de Mayo a acompañar el Simpecado de nuestra patrona, a su ermita del cerro de la Encarnación. Ni que decir tiene la gran paliza que al pobre rucio se le dio aquel día, ya que era el responsable de llevar todos los utensilios de un día de romería, que en aquellos tiempos eran de gran pesadez, desde el cántaro para el agua, la garrafa para el vino del economato, hasta la olla de los conejos en salsa que con tanto amor había cocinado mi madre. Mi padre constantemente me amonestaba para que me apease del pobre asno, que con miles fatigas debido a la gran que llevaba, apenas si podía subir las empinadas cuestas del cerro de la Encarnación.

Fue para mí un día inolvidable, las sensaciones vividas quedaron para siempre grabadas en mi memoria. Nunca olvidaré la llegada a la cima del cerro donde residía en su ermita nuestra patrona Santa Bárbara, cuya custodia como buenos santeros ejercían durante todo el año la familia Pérez a la que más de una vez le pedí agua fresca de su botijo, ya que con el calor del mes de mayo no se saciaba tan fácilmente la sed, siendo toda el agua poca porque la mayoría de las veces el depósito del tan preciado líquido construido en el cerro, no era suficiente para abastecer a todos los romeros.

Después de escuchar la misa de romeros ante la imagen de nuestra patrona en la puerta de su ermita, lo que más me ilusionaba era montarme en las cunitas que fabricadas por la empresa minera, estaban instaladas al lado de la ermita en las que gratuitamente y después de esperar turno, podías pasearte dando unas cuantas de vueltas.

En el año al que hago referencia lucía un sol espléndido, sus abrasadores rayos caían inclementes sobre la cima del cerro haciendo allí presentes buscar refugio al amparo de la sombra de los lentiscos que pueblan el monte. A lo largo del día y con la ayuda de unos viejos prismáticos, me dediqué a escudriñar en el precioso paisaje que desde esta altura nos ofrece toda la vega del Guadalquivir. Llamó mi atención que a pesar de lo despejado de nubes que estaba el cielo y luciendo un sol espléndido en toda la meseta del cerro de la Encarnación una inmensa nube negra iba cubriendo toda la zona del río Parroso ocultando a la vista todo el bosque de árboles y palmeras envolviendo a las personas, que prefirieron pasar el día de romería en este maravilloso vergel en vez del calor sofocante junto a la ermita de la patrona en el cerro.

Todo sucedió en muy pocos minutos la nube iba cada vez oscurenciendose más, era semejante a las crestas de las olas del mar embravecido, todo ello acompañado de enorme descargas eléctricas como culebrinas que cruzaban toda la nube, dada su proximidad, el sonido producido por los truenos daba sensación de que se abría la tierra vomitando lava tronando con un ruido estremecedor. Ni que decir tiene que las personas que habían en el Parroso vivieron una jornada desagradable que nunca olvidarían y que algunas invocarían a Santa Bárbara para que las protegiera cada vez que rujía el trueno.

Al caer la tarde cuando bajamos del cerro con la imagen de nuestra pastora para tenerla junto a nosotros en el pueblo durante una semana, a medida que llegábamos al Parroso vimos cómo estaba toda la tierra mojada, como si hubiese caído un gran diluvio, lo que me sorprendió hondamente ya que en lo alto del cerro no cayó ni una sola gota de agua; este fenómeno natural dio rienda suelta a mi imaginación del niño, pensé, que nuestra patrona Santa Bárbara dueña del rayo, quiso dar una lección asustando y dando un remojón con una tormenta a todos aquellos que por comodidad prefirieron pasar en ese edén como es el Parroso el día de su romería en vez de acompañarla durante todo el día en su ermita. Comparándolo con aquel episodio bíblico, en el que Moisés al bajar del monte Sinaí se encontró a Arón y su pueblo adorando al “becerro de oro” a los que por mandato de Dios, castigo.

Doy fe de la realidad de la noticia, de que en los años cuarenta, el día de romería en el Parroso, hubo una gran tormenta de las que se estuvo hablando en los años posteriores, como pueden recordar los mayores que la vivieron.

Pepe Hinojo

Desde Miner@s por el mundo os deseamos que pasen un gran día y ver esas maravillosas fotos que realizáis a lo largo del camino. Un saludo.



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