La causa por la que este singular hecho sucediera tuvo origen en una historia que en aquellas fechas, D.José Montolo, periodista de ABC y natural de Lora del Río, la contó en sus artículos Pajaritas de Papel.
El protagonista principal de aquella historia fue el creador de la imagen de Santa Bárbara, nuestro paisano Antonio García López "Pilongo". Este artista era muy devoto de la Virgen de Setefilla patrona de Lora del Río. Tenía por costumbre todos los años, ir en bicicleta a la Romería de dicha Virgen. Un año de los que pedaleando hacia un calor sofocante. Agotado por la Sed, se paró para descansar y beber agua, amparado bajo la sombra de un nogal de una huerta existente a unos 4 Kms antes de llegar a Lora, junto a la carretera. Le llamó la atención ver a dos jóvenes muchachas sobre sendas sillas de ruedas, eran las dos hijas de un hortelano que, por desgracia, estaban inválidas.Cuando "Pilongo" les dijo que iba a ver a la Virgen de Setefilla, las Jóvenes, con lágrimas en los ojos, les dijeron que ellas solo conocían a la venerada imagen por las estampas o fotografías ya que, debido a su estado físico, nunca habían podido ir a su romería. Emocionado "Pilongo" al escucharla, su mente empezó a fraguar una hermosa idea. Dirigiéndose a las Jóvenes les dijo que no se apurasen porque muy pronto la Virgen de Setefilla iría a verlas a la Huerta.Tras la Romería, de vuelta en su casa de la venta de las Cañas, con el recuerdo grabado en su memoria de la cara de la imagen de la Virgen de Setefilla, antes que se le olvidara, comenzó a sacar bocetos. Luego con trozos de barro, fue moldeándolo hasta conseguir el rostro de la Vigen. La similitud con el original fue perfecta.
Cuando la hubo terminado, "Pilongo" mostraba su obra. Todo su empeño era hacer ver las dos distintas expresiones de la cara de la Imagen, ya que según del lado que se la miraba unas veces reflejaba dolor y otras alegrías.
Decía que esta distinta semblanza eran un mensaje de la virgen que de esta manera se adaptaban al estado de ánimo de los devotos, unas veces con alegría y otras con tristeza.
Nuestro escultor, cuando hubo terminado su obra, requirió la ayuda de Luciano Recuero, que trabajaba en el mecánico en los talleres de la empresa minera, para que le hiciera la corona y demás tributos que tenía la Virgen. Este se ofreció plenamente, fabricó de latón dorado las ráfagas y la corona, semejante a la original de la Virgen de Setefilla, con tal acierto, que brillaban como si fueran de oro puro.
"Pilongo" , con el objeto de tener siempre la Virgen a su lado, hizo dos copias iguales, una para llevarlas a las Invalidas de Lora y, otra, para tenerla en su dormitorio, junto a su cama para que lo protegiera.
Cuando llegó el día del traslado de la imagen a Lora del Río, para entregársela a las jóvenes fuimos muchos los que quisimos acompañarla. Colocada en un "Carromoto", rodeada por los miembros de la Hermandad de Santa Bárbara, que llevaban como representación de la misma el estandarte y escoltada por motoristas de las Minas, fue conducida a Lora del Río. En esta población esperaba a la comitiva José Montoto, que hizo una bonita crónica del acto. Después de ser bendecida la imagen por el párroco de Lora, de nuevo fue acompañada a la huerta para ser entregada a las dos invalidas. Emocionadas con lágrimas de alegría, las jóvenes no sabían como agradecerle a "Pilongo" la dicha de tener la Virgen en su casa.
Pasaron los años, las dos hermanas se hicieron mayores y dejaron la huerta para irse a vivir a Lora, llevándose consigo la imagen de Setefilla. La Misma acompaño durante el resto de su existencia.
Según algunas noticias que me han llegado del paradero de la imagen, aseguran que está depositada en una vivienda de Lora del Río, cuyos propietarios son familiares de las Hijas del Hortelano.
Fue así como en los años 60 la nobleza de corazón de nuestro desaparecido artista, "Pilongo, hizo el posible milagro de hacer feliz a los dos jóvenes Hermanas.
Aquel fue un día inolvidable con el estandarte de nuestra patrona Santa Bárbara (cuya imagen fue también creación de las manos de aquella humilde, pero gran persona) desfilando triunfante junto a la Virgen de Setefilla por las calles de nuestro vecino pueblo de Lora del Río.
Articulo cedido Por José Hinojo de la Rosa, para su publicación en Miner@s por el Mundo.