Como ya sé lo que significa el color tirando a rosita de mi dron-libélula, cuando entro en el trastero de mi memoria ya no me preocupa su cambio cromático, pues lo de siempre, a ver que me ofrece hoy.
Cuando se abre la pantalla hay un remolino de chicas con unas cuerdas y hablando entre ellas, al fin se separan y una coge la cuerda por un punta, otra chica la coge por la otra punta, se ponen a una distancia que la cuerda toque el suelo y empiezan a girarla, entonces se forma una cadena de chicas que van saltando de una en una, luego de dos en dos y al final saltan todas juntas.
Llega una chica poco más tarde y pregunta que si puede saltar a la comba, le dicen que si, que se ponga al final, y así pasan el rato. Otras veces saltan cantando un canción, no las oigo muy bien pero es algo así como: "al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero, yo no soy bonita ni lo quiero ser, tome usted el dinero, yo me pasaré."
Otras veces saltan a la comba de otra manera, se coge la cuerda una punta con cada mano, de manera que se queda doble, se da a comba girando las manos una en sentido contrario de la otra, la que salta tiene tal agilidad que para sí la quisieran los deportistas que entrenan con la comba.
Si alguna tropieza en la cuerda pierde el turno y releva a la que le toque de la que están dando a la comba.
¡Vamos pa' casa! Cuchichean entre ellas mirando de rojos hacia donde están los chicos - que van a su bola, parece que están en babia,- y hasta otro día.
Parece que mi dron-libélula está más calmado, así y todo a ver con qué me sale otro día.
Antonio Reina Moreno
25/9/2019
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