¡Voooy! No sé
qué le pasa a mi dron-libélula, me asomo al trastero de mi memoria y lo veo
como queriendo dar saltitos, parece alegre. Sigo el rito de siempre, puesta en
marcha, mandos y pantalla.
Bueno, pues
nos vemos en un patio grande con porterías de palo en sus extremos, un suelo de
arena, que pobre del que se caiga, un poco más hacia los edificios donde están
las clases, una fuente con muchos chorros de agua para saciar la sed, los
chavales nos reunimos por equipos o grupos escogidos al azar, unos juegan a la
pelota, otros a perseguirse, y hay una pandilla que están saltando unos por
encima de otros, ¡qué recuerdos! Estamos jugando a la pídola (dicho en fino),
que para nosotros siempre hemos dicho piola (que esto quiere decir otra cosa).
Lo hemos
echado a suerte con una china en una mano y la otra vacía, se ponen las dos
juntas hacia delante y el que toque la mano de la china le toca hacer de
"burro", el que se pone agachado para que los demás salten, ¡me ha
tocado la china!
Empiezan a
saltar cada vez más lejos, porque cuando termina una ronda de saltadores el
"burro" tiene que dar un paso para distanciarse de la señal que se
pone al inicio, así, cuanto más lejos más tienes que soportar los envites del
saltador, que a veces no llega con el salto puede caer encima y rodar los dos
por el suelo, es un riesgo que se corre.
También se
juega a la piola recitando una canción que se titula: San Isidro el labrador,
(aquí no hay que retirarse, se queda fijo). El primero que salta dice: San
Isidro el labrador; el segundo: fue a la fuente y se ahogó; el tercero: muerto,
muerto por un serón; se sigue: el serón era es esparto; se sigue: muerto,
muerto...Y cada vez que se decía muerto te arreaban un espolique que cuando
acababas de jugar estabas unos días sin poderte sentar bien.
La canción
sigue, pero en ese momento suena la campana y se acabó el recreo, todos
corriendo a sus clases, el que recibió los espoliques se ve sentado de medio
lado y con cara de dolor.
Le pido a mi
dron-libélula que me deje oír la canción entera y el tío agarra y apaga el
piloto y me deja con las ganas, es que no la recuerdo entera. Pues adiós, hasta
más ver, así que lo coloco el sitio y a esperar la próxima ocasión.
Antonio Reina
Moreno
22/9/2019
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