Articulo escrito por Pepe Hinojo, Cedido para su publicación en Miner@s por el Mundo.
A principios del siglo XX, las noticias
periodísticas en las Minas, tuvieron mucha difusión, por ser este
el medio que mas fácilmente llegaba a las personas. Ya que
económicamente era asequible para la mayoría.
Al no haber televisión y la radio eran
pocas familias que poseían un aparato de recepción. Las noticias eran difundidas por la prensa, en las minas surgían conflictos
laborales, se producían accidentes en su interior con trágicas
muertes de obreros.
Los periódicos de Sevilla capital,
pronto se hacían eco de los mismos y difundían por todo el país lo
que sucedía, para ello contaban con la colaboración de un
corresponsal gráfico, en Villanueva del Río y minas, esta labor corría a cargo de mi padre Manuel Hinojo Guirado, que era el
fotógrafo existente en el pueblo y corresponsal gráfico
independiente “La Unión” de Sevilla.
Durante los años treinta de la
república estaba de alcalde en las Minas Dº Bonifacio Pozuelo, en
el año 1936 estaba de alcalde republicano Dº Miguel Egea Córdoba,
aquel año ocurrió una tragedia minera en el pueblo, el día 20 de
Junio se produjo una gran explosión en el interior de la mina, mi
padre como corresponsal gráfico hizo una fotográfica con las
imágenes de los mineros que murieron en dicha explosión para
ilustrar a la prensa, la misma fue publicada.
Noticia del periódico del día 21
de Junio de año 1936
“Villanueva del Río y Minas 21 de
Junio, a las siete y cuarto de la noche de ayer se produjo una
horrible catástrofe en una de las minas de la Reunión, de la que es
propiedad de la compañía de los ferrocarriles Madrid, Zaragoza, y
Alicante, originada según se cree, por una explosión de gas grisú.
En el Momento de tener lugar se
encontraban en el interior de la mina cuatrocientos cincuenta hombres
y la explosión se produjo en el pozo numero 5, piso 16, situado a
600 metros de profundidad.
En dicha galería se encontraban
trabajando doce hombres, de los cuales solo han quedado con vida dos,
llamados Fructuoso López Díaz, que sufre la fractura de varias
costillas y Manuel Peña Vázquez. Que sufre heridas en la región
parietal izquierda, ambos con pronostico grave. Fueron curados de
primera intención en el botiquín de la compañía por los doctores
Morales, Martínez y Tibery.
Tan pronto como ocurrió la catástrofe
se suspendieron los trabajos, acudiendo cuantos se hallaban en ella
al lugar donde se suponía que se había originado la explosión.
Los nombres de los diez mineros
sepultados son los siguientes:
Vicente Nieto Venegas, Antonio Cruz
Fernández, Plácido González Rodríguez, Claudio Rodríguez
Martínez, Antonio Hinojo Guirado, Juan Cantero Calero, Rafael Martínez Montero, Rafael Nieto Venegas, José González González y
Juan José Pérez Molinero. Todos ellos a excepción del penúltimo,
son casados y dejan hijos. Desde los primeros momentos se tuvo la
impresión de que era inútil intentar de extraer con vida a los
citado mineros por la forma en que la catástrofe se produjo.
Las causas de ella, como anteriormente
se dice, aunque todavía no están determinadas, créanse debidas a
una explosión de gas grisú, originada bien por el mal estado de los
támices de alguna lámpara de seguridad, o bien por la chispa
desprendida de algún martillo de los usados para llevar a cabo las
perforaciones, descartándose por todos la idea de que la catástrofe
sobreviniera debido a alguna imprudencia de los obreros, que saben
bien cuantas medidas de precaución deben tomar en sus trabajos. Por
otra parte las galerías de la mina se hallan bien ventiladas.”
Esta fue parte de una de las muchas
noticias que, sobre una tragedia minera fueron publicados por todo el
país en el año 1936, la misma siguió encabezando las portadas de
todos los periódicos, a medida que fueron desarrollándose durante
algunos meses los acontecimientos, de las trágicas muertes de unos
cuantos obreros mineros a los que nunca se les reconoció su heroico
sacrificio.
Pepe Hinojo.